Microsoft ha confirmado oficialmente la existencia de un error crítico en la interfaz de usuario que afecta a las versiones 24H2 y la futura 25H2 de Windows 11. Documentado en el boletín de soporte KB5072911, este fallo provoca el cierre inesperado o el mal funcionamiento de elementos centrales del sistema, tales como la barra de tareas, el menú de Inicio y el Explorador de archivos. Según la compañía, el problema tiene su origen en las actualizaciones acumulativas lanzadas a partir de julio de 2025, incluyendo las KB5062553 y KB5065789.

El origen técnico del fallo y la solución temporal

Aunque el error está muy extendido, su impacto se limita casi exclusivamente a entornos empresariales gestionados, siendo “muy improbable” que afecte a los dispositivos personales en los hogares. El problema técnico reside en una falta de sincronización durante el proceso de aprovisionamiento: los paquetes esenciales dependientes de XAML no logran registrarse correctamente antes de que se inicie la sesión del usuario. Dado que la interfaz moderna de Windows depende en gran medida de este lenguaje de marcado, el fallo rompe el entorno visual del sistema operativo, llevando a los usuarios a encontrarse con una pantalla negra o con aplicaciones como la Configuración del sistema que no responden.

Actualmente, los de Redmond están trabajando en una resolución permanente. Mientras tanto, los administradores de sistemas deben registrar manualmente los paquetes faltantes. En entornos persistentes, esto se soluciona ejecutando comandos de PowerShell específicos para los componentes Client CBS, UI Xaml y Client Core. Para entornos de Infraestructura de Escritorio Virtual (VDI) no persistentes, se recomienda implementar un script de inicio de sesión que se ejecute antes de que cargue el proceso explorer.exe, asegurando así que los componentes necesarios estén listos antes de mostrar el escritorio.

El camino hacia Windows 11 para el usuario doméstico

Lejos de estos problemas corporativos, la preocupación principal para el usuario de a pie sigue siendo la compatibilidad y la actualización desde Windows 10. Si el ordenador cumple con los requisitos, existen varias vías gratuitas para obtener el nuevo sistema operativo. No obstante, las exigencias de Microsoft son estrictas: se requiere un procesador compatible, arranque seguro (Secure Boot) habilitado en la BIOS y, el punto más controvertido, soporte para el Módulo de Plataforma Segura (TPM) 2.0. Esta última restricción ha dejado fuera de juego a numerosos ordenadores antiguos.

Para salir de dudas, la herramienta Comprobación de estado del PC de Microsoft permite verificar si la máquina es apta. Si el resultado es positivo, el método más directo es acudir a Configuración > Actualización y seguridad > Windows Update. Si la actualización ya está lista para el equipo, aparecerá la opción de descargarla e instalarla directamente.

Alternativas de instalación y errores en la creación de medios

En caso de que la actualización no aparezca de forma automática, los usuarios pueden recurrir al Asistente de instalación de Windows 11 disponible en la web oficial. Tras descargar el fichero Windows11InstallationAssistant.exe, el proceso es sencillo: aceptar, instalar y reiniciar, permitiendo incluso seguir utilizando el ordenador durante la descarga.

Otra opción popular es la Herramienta de creación de medios, útil para generar un USB de arranque o una imagen ISO. Sin embargo, hay que proceder con cautela: Microsoft ha advertido sobre un fallo detectado en octubre que provoca que esta herramienta se cierre inesperadamente sin mostrar mensaje de error, además de no funcionar en dispositivos con procesadores Arm64. La compañía ya trabaja en un parche para solucionar este inconveniente. Mientras llega la corrección, la alternativa recomendada es descargar directamente la imagen de disco (ISO) de Windows 11 desde la sección habilitada para dispositivos x64 en el sitio web de Microsoft, evitando así el uso de la herramienta defectuosa.